Las manos de un alumno levantanse al ver el sol

Las lágrimas del enamorado Orfeo al con la lira tocar su canción

Los ojos del engreído buscando siempre tener la razón

Y el golpe de una fría noche refugiándonos en este interior

¿Pero quién no enfriaría con estos grises días?

Donde el agua se hace tan cristalina de solo mirarla

Y se alcanza a ver el fondo pero no su propio reflejar

Escucho las esperanzas de las dulces abejas

Danzando con sus alas junto al viento primaveral

Pero cuando una se pose sobre mi mano

Y en mi carne busque del nectar que no encontrará jamás

Pobre abejita, pobre eres en verdad

Que acariciando con palmas y antenas demostrarás

De tu esperanza ahogada en maldad