Al despertarme sé quien soy,
donde estoy y lo que pasó
hace 29 años atrás.
Me es difícil olvidar,
amor-odio a mi memoria.
Recuerdo cada discusión, cada orgasmo,
cada entierro.
Recuerdo todo lo malo
y poco menos de lo bueno.
Con los traumas analizados a detalle,
me entiendo mejor.
Evitando que mis cicatrices estallen.
Y no sé si con eso soy mejor,
pero intento no joder a nadie.
Donde siento que no va, no me siento a esperar,
no me meto, sigo y ya está.
«Para vueltas la calesa»; frase mía sin patentar.
Me ha pasado cada cosa,
y cada una es mi absoluta responsabilidad.
Hasta cuando no la ví venir,
ya que fuí yo quien cerró los ojos al caminar.
Me siento diferente al resto,
como ajeno a los demás.
Y cuando creo encontar a alguien raro,
extravagante, original,
resulta que necesitaba un abrazo, atención,
que era un normie más.
Sigo buscando una razón a todo,
para entender y no seguir náufrago en este mar.
Quiero saber, comprender.
Si no desespero , no tengo el control
y me empiezo a ahogar.
Y aunque haya tirado los remos
y aprendido a nadar,
sé bien que al final voy a hundirme
en lo más oscuro del fondo.
Mirando arriba, buscando un rayo de luz
y respirando sal.
Y así como caí al agua, en el medio de la nada,
mientras todos luchan por flotar,
me voy a ir sin pisar la cabeza de nadie
para poder tomar aire y seguir un poco más.
Así como vine, me voy a ir solo.
Y, según mi mamá, de nuevo sin llorar.
Tal vez lágrimas de mí broten
pero en tanta agua no se van a notar.
No van a ser de tristeza, sino alegría
por ver cada momento pasar.
Al final de todo no soy tan raro como creo,
solo digo lo que quiero,
pienso mucho y siento más.
Al final soy solo un normie
que no lo quiere aceptar.
muerto antes que descafeinado