TFK para los amigos

Somos una red social para escritores y lectores ✉ TFK Sociedad de autores

TFK para los amigos

Somos una red social para escritores y lectores ✉ TFK Sociedad de autores

Sociedad

#1 prosita+poesía / Monte Hermoso, Shierloh y el faro

Siempre hay un mar distinto al que vi antes, miro al mar como si fuese una persona nueva que conozco y tengo que descifrar su carácter. Después, los pájaros, los nadadores, el faro.

Mi capacidad de observación se ha potenciado después de leer a Eric Shierloh, él es un poeta que observa mucho la naturaleza, y particularmente su libro Diario de Costamarina registra diferentes planos de un mar en invierno. Yo diría que ya no vivo el mar de la misma manera que antes de leer ese libro.

El poeta puede cambiar la manera de mirar del lector, el lente. 

Ver, ve cualquiera, pero mirar es intencional, se construye. Y la poesía construye.

Hay un haiku en ese libro de Eric que me cambió, me produjo una epifanía secreta y personal. Yo estaba en la cocina de la casa, apoyado en la mesada esperando que la comida se cocine, de duelo por una reciente separación, angustiado por la idea de camino que tenia de mi vida y el topetazo contra una banquina, desorientado, introspectivo. Y leí:

Lo que no cambia 
sólo sirve de alimento
para lo que cambia.

Y ahí transformé la actitud, es un poema que me hackeó. Lo que no cambia / sólo sirve de alimento / para lo que cambia.

Estoy en Monte Hermoso, son las 9 de la mañana y camino hacia el lado del Faro desde Balneario Sauce grande. La poesía de Eric me acompaña en la conceptualización del mar, sus pescadores, los niños, los perros.

De repente un adulto acostado en la arena húmeda con un brazo totalmente sumergido ¿Busca almejas? Hay muchos monticulitos de arena alrededor suyo. No parece legal, sin embargo paso por su lado y sigo.

Camino y miro los diferentes horizontes, es todo tan amplio que no sé qué hacer.

Llego a una casita que siempre me llamó la atención, tiene un estilo como griego y está al final de la orilla. El patio es el mar.

Una vez ahí estuve en compañía tomando tragos de vodka y le escribi un poema a esa chica, quise retratar esa cita pero salió algo muy extraño, me acuerdo que lo llevé al taller de Osvaldo Bossi y tuvo poca atención. En una parte decía:

Las manos apoyadas en la arena
el faro pasa y alumbra.
Es el mar el que nos canta
que ya no estamos para romance,
sólo amor, y tus piernas abrazan
¿Qué demonios nos pasan sobre la terraza
de este año nuevo?
Hablamos del tiempo que pasó
entre tu nacimiento y el mío:
exactamente 7 meses y 21 días.

Después como que hago un movimiento al pasado bastante innecesario y digo que mientras ella gateaba yo lloraba como nunca. Ese movimiento confunde bastante, no parece necesario entre comillas, y es blanco fácil para señalar en un taller. O en cualquier lado la verdad. Soy tan estructurado a veces que me cuesta hacer grandes movimientos, temporales o gramáticos, en lo que escribo. Quedan impostados.

Paso por la casa y salgo de la playa a la calle porque quiero ir al faro.

Para llegar al faro hay una tranquera y un caminito entre arboles arbustos, descubro que hay un cartel que dice museo, me recibe Cristian. Un hombre alto, debe tener ya sus 60, de espalda ancha, diría que fue arquero de fútbol, pelo corto, habla sonriendo. Me pregunta si sé algo de la función del faro. Su pregunta me sonó a un latiguillo que tiene ya por el oficio de ser guía hace muchos años. De alguna manera tiene que iniciar la conversación. Me explicó.

Cristian dice que los faros sirven de referencia geográfica para los barcos, emiten una luz que se ve desde muchos kilómetros y la duración de la intermitencia es única en cada faro. Este de Monte Hermoso dura 9 segundos. Me imagino al capitán contando en voz alta “…7, 8, 9” y confirmando: llegamos a Monte Hermoso gente. Un segundo más y esto era Inglaterra.

No me burlo, la escena aparece sola en la cabeza para comprender el relato de Cristian. Aprendo con humor.

Eran tiempos donde se necesitaba, me cuenta, por precauciones bélicas u otros problemas de otro mundo. Y con el tiempo el faro se fue convirtiendo en otra cosa que no sé explicar. Acá Cristian cambia la entonación de la voz. Me habla que el faro transmite cosas y convierte el lugar en un lugar especial. La gente viene a la playa del faro porque piensa que es distinta. Y es distinta me dice. Son los ojos que ven el faro, ¿O es el faro? Las dos cosas supongo.

Shierloh si escucha esto se hace un festín de haikus.

Me pregunta de dónde soy y me dice: Hace 100 años allá en las sierras había árboles, acá no había nada, hubo que plantar todo. Cristian, a un ritmo que me costó seguir pero quedé alucinado, me contó que se siente mucho mejor en el paisaje mar que en las sierras. En el mar puede ver el horizonte y tener la seguridad que hay un mas allá. Las sierras en cambio, hay algo que obstruye, se siente encerrado. Hasta me dice que se ha mareado manejando por la ruta de sierras porque pierde el equilibrio.

Me pregunta a qué me dedico y después de decirle mi rama laboral decidí contarle que me gusta la poesía. Fue un acto chiquito pero que en mi universo, en mi grano de arena diría Eric, es una revolución. Hablamos de la figura del faro en la literatura y me fui.

En el camino de vuelta recuerdo el taller sobre poemas del mar que hice con Paula Giglio, escribí uno que tiene de título un verso de Neruda, no recuerdo si era parte de la consigna. Se llama 

Necesito del mar porque me enseña 

y dice 

He llegado con el talón
a la arena húmeda.
El viento arrastra con prisa
las nubes que me daban sombra.
Quizás a las seis tenga que marchar
pues el sol cara a cara no perdona,
el agua salada comprende la sangre
convence a la piel de querer volver.
Hay tanto que crecer acá,
la memoria funciona en el horizonte.

Esos dos últimos versos me gustan, hasta los separaría del resto, no para hacer otro poema, sino para darle una espacio a la lectura y potenciarlos. Me acuerdo que a Paula le llamó la atención la palabra funciona puesta en ese modo. 

Ahora me llama la atención la relación del verso “La memoria funciona en el horizonte” con Cristian. Creo que le gustaría.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *