Ésta es la historia de una pareja de ancianos. Un amor del que todos sentían envidia y que cuando los veían caminar por la plaza de las manos de vez en cuando no evitaban sonrojar y manifestar esa unión tan grande en sus vidas.
Vivian a unos kilómetros de la ciudad por lo que su casa de campo se alejaba de los ruidos del que estamos acostumbrados.
Una noche él la invito a tomar unos mates a la luz de la luna. Apagar las luces y cualquier cosa que interfiriera la tranquilidad que emanaba la noche y su cielo despejado.
Se habían vuelto amantes de la luna y cada noche por un pequeño ratito disfrutaban juntos de ese pasatiempo. Decidieron tener un álbum de fotos de la luna, con fecha, con una descripción diferente de ella y donde colocaban que hacían mientras la veían. La luna se dejaba ver en muchos tamaños cada noche, a veces iluminaba más que otro pero para ellos era la luz que los mantenía juntos y enamorados.
Un dia ella se sintió muy enferma. Él la cobijó y le preguntó: ¿Esta noche, veremos la luna juntos?-ella le contesta- ¡La veremos y además de eso te diré el significado que le pude dar a sus diferentes formas de mostrarse!
“Amor, hoy me siento muy mal y no sé cuánto tiempo me quede aquí. Aunque se que te enojaras te diré el significado de cada característica de la luna que pudimos ver en todo este tiempo y recordá cada palabra porque yo me reflejaré en ella y éstas cosas te ayudaran a entenderme”.
Él, con lagrimas en los ojos, la abraza y con un doloroso silencio aceptaba lo que ella pedía. Saca su cuaderno y esperó a tomar nota de lo que ella le diría.
“Cuando la luna esté lejos, sólo te estoy dando tu espacio, no dejaré que me tomes buenas fotos pero ahí estaré iluminándote. Cuando la luna este muy cerca, querré que retrates mi belleza en una foto aunque mis golpes me den un poco de pudor. Cuando ilumine a la mitad, no me juzgues sentiré que no estoy completa para ti. Cuando veas que el sol intenta opacarme, te prometo que no será por mucho. No temas, solo será un momento. Cuando no veas la luna porque las nubes te lo impiden y me busques por todos lados, solo me tomé un tiempo y dejaré que me veas en unos días nuevamente”
Luego señaló : “Quiero que guardes esas notas por el resto de tus días, no dejes de mirarme y siempre sigue conquistándome como lo hiciste los años de matrimonio o los días en la adolescencia cuando en la escuela me regalaste una flor sin importar que podrían decirte.
Sus palabras no solo sonaban sino que era una despedida. Desde ese entonces él no fue el mismo y terminó enfermando a causa de la soledad.
Cuando le tocó partir a el, se convirtió en una estrella brillante.
Ella la luna y él la estrella más cercana que la acompaña.