Dos puertas que se cierran al mismo tiempo pueden crear fantasmas. Un fantasma roto que ha perdido sus cuerpos. Fantasma de recuerdos. Recuerdos de dos personas que algún día fueron una y hoy esa unidad se vuelve espectro. Los fantasmas lloran con cada portazo. Con las discusiones, las peleas, con cada arrebato de alegría que le generan los gritos que llegan del cuarto de al lado. Los fantasmas lloran porque extrañan sus cuerpos.
Lloran a gritos para que los vea todo el mundo, pero en silencio para que no los escuche nadie.