Si hasta el primer humo del primer pucho de la primera caja de cigarros que vas a fumar en tu vida puede matarte.
Además de vivir ¿Qué nos queda? La existencia, diría algún oprimido. Pero la existencia es fina, no dura más que un suspiro, comentarían las estrellas. Estrellas que vemos pero ya no existen. La inmortalidad solo vive en el recuerdo, y cuando ya no haya memoria… ¿Qué más quedará? Algo que no existe y que aún así, nuestro obsesivo cerebro quiso nombrarlo.
Si hasta el último humo del último pucho de la última caja de cigarros que vas a fumar en tu vida puede matarte.
La “nada” es una palabra innombrable. Es la negación de un cerebro caprichoso. ¿O inepto quizá? Inapto sería correcto. Porque hasta lo que no existe debe ser nombrado. Es el propósito del hombre aburrido. Porque cuando tiene todo, hasta la vida eterna ¿Qué le queda? Más que aburrirse nombrando cosas que no debería. Buscando dioses en las estrellas muertas.
Si hasta el único humo del único pucho de la única caja de cigarros que vas a fumar en tu vida puede matarte.
La libertad no existe. Somos esclavos de nuestra existencia. Pero si solo nos queda la vida ¿deberíamos vivirla no? ¿por que? Si no la elegimos. ¿Por qué nos empeñamos en engendrar esclavos? ¿Por qué criarlos enseñándoles la falsa libertad de las estrellas? Y si todo es fino, hoy o mañana ¿por qué no habría de hacerlo?