Ven, ángel dulce

ven y cubre mis harapos

con parches de color.

Acerca tu oído

y escucha el crepitar del fuego

antes de que se apague

y mis dedos vuelvan a ser morados.

Ven a curar mi fiebre

con paños mojados y caricias,

enjuaga el jugo

que se resbala sobre mi mentón

y arrópame como a una niña.

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Ángel,

¿me escuchas?

Cuenta mis pecas

y besa mis lunares.

Nótame, ángel

pon tu mano sobre mi pecho,

siente cómo se eleva

cuando tu presencia anima a mi corazón.

‎ ‎ ‎ ‎ 

Escúchame

y acuérdate de mí por las noches.

Acaricia mis párpados,

mis piernas…

Nótame, ángel

y seca mis lágrimas

vuélvelas doradas,

salta sobre la hojarasca

y hazme reír.

Escucha mis plegarias:

sólo pido ternura.

‎ ‎ ‎ ‎ 

Ven, ángel dulce

demuéstrame que no estoy sola.