Actor de mis sueños y pesadillas
interlocutor ausente de mis poemas
ya no sé quién sos
ni quién aspirás a ser
nunca lo supe en realidad
pero seguís siendo un ente y te negás a dejarme en paz.
Tu amor fue como una comida
que mastiqué lentamente por temor a que se acabe
pero en mi ansioso afán de eternizarte
descuidé el hecho de que habías perdido tu sabor.
Moribundo recuerdo que hoy me acecha
triste autor de palabras vertiginosas
pretendías hacer un libro de a dos
pero solo yo sigo escribiendo
tratando de descifrar lo que fue y lo que no es
me encarcelo a mí misma en este juego que alguna vez fue tuyo
y mis manos encadenadas no consiguen rememorar el calor
pero de nada sirve verter mi corazón en estas páginas
si no las leerás con una sonrisa en tu rostro
o derramando lágrimas, en su defecto.
De nada sirve
de nada sirve arder como en una obra de teatro
si del otro lado tu cara permanece neutral.
De nada sirve
y este es el final
porque de nada sirve.