Recorriendo en soledad el desierto de Texas y mi propio alma
con una fotografía en mano, retrato de mis íntimos deseos
creo que tanto paisaje nubló mis recuerdos
y es más fácil dejarlos ir
que luchar por ellos.
Subordinado ante mi pobre memoria
divago esquivando los fragmentos de mi identidad.
No sé si el desierto tiene fin
podría haber caminado mi vida entera, quién sabe.
No quiero hablar, dudo querer volver
y tener que mirar a la cara
todo lo que alguna vez fue mío
pero, tonto yo, dejé que escapara entre mis dedos.
Mi vida es ahora un rompecabezas
solía conocer tan bien sus piezas
debo recogerlas con cautela y reconstruirlo, reconstruirme
pero no encajan, ya no
y nada puedo hacer, más que ceder
pues soy un enigma sin solución
condenado a las rutas de Texas
y a las cenizas de mi propio corazón.
Mis últimos esfuerzos
dedicados a otro reencuentro
madre e hijo
que no pude conservar.
Me llevaré tu sinceridad como souvenir
si me lo permites
y perdón si robé tu juventud.
Ahora me dispongo a dejarte
con tus cabellos rubios y tu libertad.
En cuanto a mi paradero, es desconocido
seguiré el camino imaginario
marcado por las grietas de mis manos
que en algún momento, estúpidas y descuidadas
sostuvieron todo esto
todo esto de lo que me alejo.