Habitan fantasmas donde confabulábamos futuros de felicidad,

con el afecto indemne del alma fresca y del amor flamante.

Filosofábamos al efecto del faso formas de enfrentar el fin del mundo,

y hoy fantaseo que te esfumás de la faz de la Tierra.

  

¿Cómo frenar las figuras mentales que fabrico a raíz de tu felonía?

Fue infructuoso atribuirle frivolidad a la afección que me genera el final.

Quiero fugarme del fuego de este infierno de fabulaciones mentales

en que el filo de tus falacias se fija en mi diafragma y me impide hablar.

  

No habrá flor que saque a flote esta fragata.

Los frutos putrefactos de tus fechorías fermentaron

y no hay facultad que pueda disfrazar

la fragancia fétida que informa la fatalidad.

  

Fuiste mi afición favorita y fui ingenua ante tu afecto ficticio

y ahora me ofende la flagrante fanfarronería

con la que fingís indiferencia y frialdad,

negándote a confesar tus falencias.

  

Una foto fenece al fuego como ritual

y fallo en frenar las lágrimas que fluyen

frente al difunto cuerpo de lo que fuimos.

Este finado será fósil en un futuro distante.

  

(Esto es algo que escribí jugando y experimentando un poco con sonidos y me resultó muy divertido de hacer).