La torre

Parte I

Muros de cemento.

Indestructible,

como el tercer hogar.

No habrá lobo

que pueda derrumbar

estas paredes

por más que sople y sople.

  

En lo alto,

casi invisible,

Oculta lejos de las miradas.

Quienes quisieron trepar

cabellos dorados

sólo encontraron

una maldición nocturna.

  

Se creyó protección

pero era encierro.

La claustrofobia

era más débil

que el miedo a lo desconocido.

Sólo la venció

el derrumbe.

  

Parte II

En caída libre.

El aire

Incapaz de sostenerme,

Silbando alrededor,

atravesándome.

No había quedado más opción

Que saltar al vacío.

  

El ente negro

Intermitente

Se alojó en mi pecho

Inmovilizándome

Estuve convencida 

Por un instante

De que moriría.

  

Parte III

No había nada

entre el suelo y yo

pero volando

abrí los brazos

y perdí la noción

de lo que se sentía

tener miedo.

  

Con el aire 

en mis pulmones,

por primera vez respiré.

Nunca había reparado

en el aire estancado

que me quitaba

la vida.

  

El suelo era duro

pero también más firme

que la endeble fantasía

de seguridad.

Aún cubierta de sangre

sólo quedaba el horizonte

y la vida.

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