Parte I
Muros de cemento.
Indestructible,
como el tercer hogar.
No habrá lobo
que pueda derrumbar
estas paredes
por más que sople y sople.
En lo alto,
casi invisible,
Oculta lejos de las miradas.
Quienes quisieron trepar
cabellos dorados
sólo encontraron
una maldición nocturna.
Se creyó protección
pero era encierro.
La claustrofobia
era más débil
que el miedo a lo desconocido.
Sólo la venció
el derrumbe.
Parte II
En caída libre.
El aire
Incapaz de sostenerme,
Silbando alrededor,
atravesándome.
No había quedado más opción
Que saltar al vacío.
El ente negro
Intermitente
Se alojó en mi pecho
Inmovilizándome
Estuve convencida
Por un instante
De que moriría.
Parte III
No había nada
entre el suelo y yo
pero volando
abrí los brazos
y perdí la noción
de lo que se sentía
tener miedo.
Con el aire
en mis pulmones,
por primera vez respiré.
Nunca había reparado
en el aire estancado
que me quitaba
la vida.
El suelo era duro
pero también más firme
que la endeble fantasía
de seguridad.
Aún cubierta de sangre
sólo quedaba el horizonte
y la vida.
Profesora de Inglés.
No tengo idea de qué estoy haciendo. Me han preguntado si escribo en inglés o en español -yo creo que nada duele como la lengua materna.