llenar de sangre nueva mi cuerpo ya acabado,
fulminado por las miradas que no comprenden
mi tristeza angosta.
sé que está en algún lado mi verdad profunda
y, por ende, la del cielo
pero temo perderme en la búsqueda incesante
de algo que no soy.
súplicas que salen de mi boca ya sin fuerza,
intentos de elevar el alma que no mostré.
que no hable de entrega quien no haya querido ser ofrenda para el sol