¿Qué es esto de las (confesiones)?
(…)
Pues que le rezo a mis dolores;
a mis dones sin colores;
a mis ciencias de ficciones.
En otra noche de perdones,
me olvidé de regar mis flores.
Y en estos clones de acciones,
las contenciones,
de vuelta,
se vuelven adicciones
tras cambios (por estaciones):
convulsionan cráneos de extraños
que,
año tras año, coleccionan lágrimas en paños.
Y
en su único baño
no reducen los daños
vigentes entre varios (como aquél):
Persistente corcel,
quien me desviaba del desnivel.
Algo cruel,
porque no podía escapar de él.
Sin embargo,
mi fe en él persiste,
cargo que no desiste,
cual puja de remo en miel
o decisión del babel.
Delito de mi piel (que sin pulso):
Tos expuso.
Del imperfecto, tos expulso.
Y del perfecto
me pierdo.
Constructo de lamentos.
Miento.
Constructo de vientos,
desde lo que siento hasta en lo que miento.
Miento.
Constructo de mi voz con aliento; aliento a débil lamento.
Ya no miento.
Tampoco siento.
Bien,
To.
Cien.
*tos*
Cientos de días sin vos.
*tos*
Si es que hay un Dios,
me he reído de vos más veces que otros con voz.
Di, oh, en realidad,
(dio.)
Dios, perdónalo, miente, del lamento que siente.
Y no miente
el que le tiene pánico a la serpiente…
porque se arrepiente.
Mi mente es cómplice y dueño del esclavo
que siente.
Bien, bien te creo, sirviente.
Ente entero de tu consciente.
Ahora, ve de frente.