Patrón, desconozco de tu razón.
Pon lo tuyo en esta canción y,
aún así, devélame esa dicción
y la
inexorable combinación
de vidas en acción.
Dotes de un don, porque sí,
con quien son, si no, sin mentir, tonadas
de una fricción, sin protección,
cortantes; de mí; de mi adicción.
Escurre en tu voz – ese patrón – de
¿Amor? ¿Ardor? Esa obsesión: de
contención. Pero no.
Pon liberación. Pon liberación.
Pon. Son de mi elección. Pon.
La fusión: de mi libertad con tu pasión.
Seductora, desde dentro, afición.
Seductora, desde fuera, perdición.
Tenue, sin razón. Arte en extinción.
Imprevista conexión que una vez fue
imitación. Extraño, aunque sea la visión.
Pompón…
Hecho de agujas.
Cruja, la sangre dibuja, mis cicatrices pujan,
para que con mi corazón se hagan el ciruja.
Ruja y luego fluya, tuya.
Bruja, preciosa, mi histriónica lucha.
Veo contradicción, construí una misma canción.
Patrón, veo tus fauces y en él mi perdición.
Inoculación de temor. ¿Amor? ¿Ardor?
Sudor de vivir: mi presentación.
Suave y contenido océano de tegumentos.
Disipan mis lamentos, crea o no, te siento,
las fosas y tus vientos,
el acecho de un pecho en exploración
por un… patrón.
Cascada de relajación,
castaños de invitación.
Una vez más, perdón, una última vez,
cumplí un patrón, fusioná tu
mano con mi contención.
Cruel, dulce, extraordinario patrón,
historias sin lección, te veré
En mi liberación.