si tú cariño significa la indiferencia,
si equivale al sabor del llanto cotidiano
y se personifica en inconstancia
y miedo; mirá amor,
ya no quiero que me quieras.
pienso en el amor como una delicada caricia. arrullar la fragilidad del otro, hospedarse en el dolor ajeno protegiendo su sensibilidad.
ninguna de esas cosas me entregás, corazón.
y qué complicado combatir
con tu egocentrismo,
si nada de lo que pase conmigo
a vos te importa.
¿qué carajo querés de mí?
estoy agotado de perdonarte,
ya no quiero desordenarme por alguien
que no me piensa dar reciprocidad.
no sabrás las veces
en las que me hablaste de él
y te seguí eligiendo
por sobre todos los demás.
te seguí cuidándote de un amor
que no era el mío.
que violento sos, mi amor.
venís a desequilibrarme,
llegás únicamente a romperme
porque sabés
que voy a quererte auxiliar.
y es que de verdad,
yo no quiero ser ese varón
al que volvés cuando otra cosa
no te funciona.
quiero que te quedés,
porque mi amor te sostiene.
quiero que te quedés,
porque mi ternura supo
apaciguarte las debilidades.
no quiero que estés,
si me guardás dentro de los labios besos que no son para mí.
no quiero que estés,
si en tus abrazos sostenés los brazos
de alguien que sí supo soltarte.
quisiste olvidarlo en mi piel
y me mutilaste la confianza.
y qué ingenuo que sos,
si yo sé que cuando me mirás
todavía lo deseás a él.
¿nunca me vas a pensar
en la individualidad?
¿nunca voy a ser el único
con el que te encariñás?
escribo con la neurastenia (y la inocencia) de poder saciar el hastío que me corrompe.