tumulto nostálgico, 

diafragma que se arulla

en una sinfonía convulsiva. 

metabolizo tus versos,

los degluto con esta hombría

que grita por tu lenguaje desnutrido. 

palpo con efusividad la comisura

de tu vocabulario mugriento;

labia tibia que ensucia la pulcritud

 de una verbosidad insomnica.

anorexia en tu poemita errático, ayunás de toda mi gramática.

cráneo huérfano,

la pobreza en tu ternura

de hierro oxidado me extirpa

la esperanza, el privilegio de barnizar mi pesadumbre con tu dígito metamorfoseado en besitos de purpurina.

crónica de una muerte anunciada. 

fenezco por tu mimo abandónico,

me sabés a falacia avinagrada. 

a fallecimiento súbito,

a una anomalía lingüística.

vórtice y miedo, (sobre todo miedo)

extraviando la noción de mis sentires,

te odio porque no venís.

furia de bandoneón atónito,

penumbra que atormenta a Ziel,

lo analfabetiza.

ironía que va demoliendo

este enero escaso de vos.

varón poseído por tu prosa soberbia,

amante inundado de lluvia espesa

vínculo fantasmagórico, escarabajo de putrefacción

que se sucede. 

¿qué me sucede?

¡oh, vértigo que tiembla!

me perseguís, me acechas.

oh, cigarra que canta tangos de Gardel

¿qué mal me devora y me tiñe de muerte?

¡¿… no sabés…?! decime, decímelo.