Estos poemas no tienen ninguna relación entre sí, pero compartían un mismo archivo de Word porque me daba pereza abrir otro, así que me figuré que subirlos juntos era lo más lógico.
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clint malarchuk
la cuchilla de un patín corta la yugular de clint malarchuk y
se desangra en vivo en la tv pública canadiense.
dos personas tuvieron un ataque cardíaco, once
se desmayaron y muchísimas vomitaron
mientras su sangre rojísima teñía el hielo con
una verdad inevitable y clint malarchuk se arrastró
por el hielo pensando “no quiero que mamá
me vea morir por la tele”. imaginá que llegás a amar
tanto a alguien que sos capaz de llamarla antes
que a dios y que al médico ex combatiente de la guerra de vietnam
que ahora es referí de hockey sobre hielo,
amás tanto a alguien que mientras te estás
muriendo, porque estás seguro de que te estás muriendo,
incluso aunque al final no te mueras, por un segundo
estás seguro y tu cuerpo se vacía de sangre y pintás
un cuadro único que va a ser desparramado por una
trapeadora automática que intenta limpiar y falla
de una forma horrible mientras más y más gente
se desmaya ante el espectáculo, solo pensás en ella y decís
“no quiero que sufras por mi culpa,
no quiero que sufras nunca.”
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dispara
el rollo tiene 24 fotos y a mí me quedan 12:
no hay nada más sagrado que un perro
tomando sol contra la pared de una terminal.
la cámara dispara y no hay manera de que eso
no sea violentar la realidad, el perro ahora
es un cuento en un mecanismo de luces.
ficciones. te apuesto lo que quieras a que el hombre
que te dijo que ese libro era demasiado complicado para vos
no leyó ni la primera página, pero lo que quieras,
toda mi plata, soy capaz de darte toda mi plata
por nuestra causa. no hay nada más sagrado que vos
leyendo el príncipe contra una pared blanca de la terminal
en la que un perro duerme la siesta y toma sol.
pero esto es mentira: no estás acá porque vivimos a muchos kilómetros
y somos amigas hace años. sigo caminando, el rollo
tiene 24 fotos y a mí me quedan 11. tengo cincuenta centavos
en la billetera y mi plazo fijo te daría risa, pero
si tuviera que salvarte de una injusticia te daría todo
lo que es mío. de repente un pájaro gigante y hermoso y para mí
de la realeza vuela al lado nuestro y R me dice
“pero si es un chimango”. no hay nada más sagrado que un chimango.
odio el dicho “no gastes polvora en”, la cámara dispara.
te juro que digo la verdad cuando te digo
yo gastaría todas mis balas en chimangos.
seguimos caminando un rato. ahora es una ficción
en un juego de cintas y de luces.
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dime si has cortao alguna flor sin que temblaran tus manos
las palomas cantan como entrando a una guerra desde la palmera
la naturaleza es terrible. ¿nunca sentiste una urgencia
por quitarle la vida a algo solo porque podías hacerlo?
todo el tiempo nos sentíamos tan chiquitos. nos agachábamos
por donde pasaban las hormigas y las aplastábamos una
por una. ellas pueden cargar diez veces su peso pero
no pueden cargar con nuestras manos. no hablamos
de nuestros pequeños genocidios, no decimos
el amor cuando es demasiado intenso. creo en esto como creo
en el fuego cuando me quema, las palomas me amenazan
gritando desde la palmera, saben lo que hicimos.
preferirías tu cabeza contra la pared limpia antes que
parar y confesar que en el fondo nos estamos peleando
por quien tiene más poder sobre el otro y en el medio de todo
vamos a terminar muriéndonos de la mano.
Pseudo poeta, pseudo traductora, emprendedora de la edición, e investigadora en formación. Estudiante de Letras
WAO