Para el Rey Narcisso: 

¿Su vanidad le alcanza para sentir menos soledad en las noches? 

En el eco de sus miedos ¿Que escucha? ¿Se escucha a usted? O es el eco que resuena en el silencio de los desiertos de su pusilánime vida. 

Cuando siente la ausencia de luz ¿ Le alcanza el brillo de sus espejos? 

¿Le sirve adornar con flores su podio? ¿Que busca? ¿Sentirse inalcanzable, Un Dios intocable? ¿O es solo la imagen que quiere enajenar? 

¿Su alma se siente a gusto habitando su cuerpo? ¿O se quiere escapar en cada suspiro que da? 

¿Se siente en paz cuando sabe que cada aspecto que ha creado ha sido en pos de agradar, en que todo su reino se sostiene en girones de falsedad? 

¿No se siente solo caminando por las habitaciones de su castillo, mi Rey Narciso? 

Usted tuvo de mi el amor que solo en sus espejos puede ver. Porque solo sonríe ante sus reflejos. 

Usted tuvo de mi mucho más de lo que merecía. Obtuvo mi amor, mi eterna devoción. 

Fui su reina, en este enorme castillo de mentiras. 

Fui su reina creyendo que su luz provenía desde lo profundo de su alma, y solo eran los destellos de su vanidosa naturaleza. 

Yo debia beber de mi llanto, porque usted no calmaba mi sed. Y aunque nunca esperé mucho de usted, mi lord. Consiguió desilusionar a la mujer que estaba dispuesta a morir por usted. 

Quédese en su castillo, organice banquetes y bailes reales. Donde lo único real que encontrará serán sus cortinas, sus mesas, sus sillas de plata. 

Quédese en su castillo, donde besaran sus pies para obtener de usted su oro, sus favores. Danzaran ante usted, sonreíran ante usted. Beberán vino hasta caer… y en el sol de la mañana siguiente, se seguirá sintiendo solo. 

No hay alcohol en el mundo que llene el vacío que siente, no hay banquetes que remplacen lo que no puede tener. No hay bailes reales que callen sus agónicos pensamientos, ni suficientes espejos donde admirar su belleza y esta lo consuele. 

Fui su reina, y me trató como bufón. 

¿Quien se ríe ahora mi Lord?