Estoy sentado sobre una pila de cadáveres.
Son hojas llenas de mis memorias, mis sueños, y todo aquello que alguna vez pensé.
La pila es interminable, y me siento tan arriba de todo…
Entre estas hojas está todo lo que se esconde detrás de mis palabras.
Si revuelvo y elijo una hoja al azar, veo un pasado que viví tan fuerte que a veces se me presenta como un fantasma en la esquina de mi techo.
Esta vez es en serio
Eso que murió dentro mío,
Sigue bien muerto.
Yo pensé que estaba saliendo, que estaba reapareciendo para volver a traer los colores a mis gestos, pero sigue ahí su cadáver entre esta pila de restos que son mis sentimientos.
Los maté a todos
Perdón, pero los maté a todos
Ya no están acá
Mi felicidad no es más que la inyección de químicos por la carga de estímulos
Mi tristeza no es más que la forma que tiene mi cuerpo para aliviar este estrés
Siento que si sigo así no va a quedar nada de mí
Un día voy a desaparecer sin rastro alguno
No tengo fuerza en los brazos
Cargo fatiga en las piernas
Que digo, si mañana cuando me levante, voy a ver el sol salir y no le voy a dar más importancia
Pero las noches son terribles
Son terribles, si si.
Lewis, ya sé lo se siente apagarse como una vela. Es lenta su carga, pero veloz la sutil explosión de su aparición. Un día tu rostro pierde expresividad con la llegada de una desgracia y a partir de ahí todo empieza a tener menos sabor, menos color, menos calidad de imagen, menos… vida. Me cuesta encontrarle vida a las cosas, en especial a mí.
Que digo
Mañana el sol va a salir, no lo puedo dejar en banda