“El odio que le juraste al mundo, era para tu padre y el odio hacia tu padre era para vos. Solo lograste convertirte en todo aquello a lo que le juraste ira. 
Todo este tiempo, estuviste peleando una batalla que no existe, contra un fantasma de algo que nunca fue.
Estás solo, felicidades.”

I.

Yo no quise

esto.

Pero me hago cargo.

No tengo nada más

que decir.

Hoy parto.

II.

Lo más triste

es que no puedo

culparte

por irte.

III.

Te perdiste por completo

y no sé

si mereces

encontrarte.

IV.

No puedo evitar pensar

que si corto lo suficiente

llegará una gota de sangre

que se convierta en oro

y me salve

del cuchillo.

Mi deseo más profundo

es convertirme

en aquello

que me salve.

Pero no hay nada

Que me avergüence más

que mis acciones.

V.

Quizás el perdón llegue algún día

Quizás no lo haga nunca.

Pero lo pediré, con la cabeza baja y en vergüenza

a todo aquel que mis filos hayan hecho sangrar.

Buscaré enmendar toda tragedia

con silencio y explicaciones,

con mis actos y mi quietud.

La verdad es

Que no creo en mí.

Pero creo en que algún día

voy a creer.

Brindaré con desespero

por la esperanza.

Esperaré a la luz,

ya sea la luz divina

viniendo a purgar

mi existencia impía

o el cálido fulgor

de tu mirada compasiva.

Algún día

sentiré

que la merezco.