Es ese momento de silencio sepulcral
Que no es la calma antes de la tormenta
Sino la ansiedad antes de la masacre
Y una lágrima atemorizada por tu ira.

Vos lo sabías perfectamente
sabías con toda seguridad que lo que hacías estaba mal
Pero aun así seguiste, refugiado bajo tus propias mentiras.

Con tu mea culpa de consuelo.

Ellos no tenían chance de escapar, los tuviste en tu mano, con una seguridad que solo significó control.

Fuiste un veneno
Fuiste la noche más oscura
Fuiste una luz negra.

Conocías perfectamente la atrocidad de tus actos. Ni siquiera te gustaba, pero te hiciste adicto a eso, el vino con sabor metálico de aquellos a quienes violentabas.

Cegado y excitado.

No te detuviste, todo a tu alrededor se estaba desmoronando y no te detuviste, seguiste sin ningún tipo de consideración o empatía, dejaste de ser humano para ser solo una silueta amorfa de lo que alguna vez pudo haber sido una persona, pero que ahora no era más que el combustible de un incendio emocional.

No quiero tu perdón.

Quiero tu dolor.