Literatura

Lavadeiras (No repitas patrones)

Es jodido este trabajo eh, todo el día así. Lavando y restregando. Hay manchas que se ven con lupa nomás, vos pensás que es al pedo fijarse en esas cosas, pero no hay que hacerse el boludo tampoco, sigue siendo suciedad. Porque después hay otras que no las disimulás ni con nada, che. Yo digo siempre lo mismo, es al pedo comprarte otra remera si el sucio seguís siendo vos.

Nos damos cuenta todos. Cada vez que empezás de nuevo con otra prenda hacés lo mismo, ¡y encima tenés el tupé de venir a la tintorería, con esa cara de bolas tristes! Como si no fueras vos el cabezón que anda jugando con la lavandina. Déjate de joder, Hernán. Yo voy y te la lavo, pero no me vengas con historias. No me vengas con excusas de por qué tenés que andar todo el día con la lejía en la mano. No te creen ni las remeras negras, que ahora son naranjas por tu culpa. Parecen tontas por cómo van a encontrarse con tu cuerpo. Pero pobres, ellas no saben. Solo pueden darte el beneficio de la duda.

Mamita querida, lo que uno tiene que escuchar. No, no. No me vengás con eso tampoco. ya arrancaste de vuelta con que no vas a usar nunca más remeras, que antes que manchar ropa preferís andar desnudo. ¡Soltá la lavandina, pelotudo! Te lo digo porque te quiero, tonto. Dame, a ver qué hiciste ahora, encima con una camisa, mamita… Es hermosa, pobre…  Ahora veo cómo la disimulo, con anilina va a quedar más o menos. La voy a tener lista para mañana, pero por las dudas vení el lunes, así te da tiempo a pensar un poco. ¿Dale? dale.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *