Los diarios de David Velásquez, nuestro campeón olvidado. (Prólogo)
Nacido en 1989 y conocido como «El elegido» David Velásquez fue considerado como uno de los multiatletas con mayor potencial de la historia. Entre sus hazañas, la más destacada es sin dudas, su participación en los juegos evita 2005, en donde se llevó el oro en cinco categorías distintas, rompiendo los récords históricos en todas ellas. (salto en largo, salto triple, salto de altura, 100 metros y lanzamiento de disco)
A sus 18 años, ya era conocido en todo el país como la próxima leyenda viva, se hablaba tanto de su presente, siendo portador de más de siete récords nacionales en su categoría, como de un futuro olímpico en donde se profetizaba una huella sin precedentes.
En el año 2008, se sometió a un análisis fisiológico completo por parte del INCD (Instituto Nacional de Ciencias del Deporte) en donde se descubrirían los factores anatómicos que le valdrían su apodo de “El elegido”
Los resultados mostraron un conjunto de anomalías genéticas que nunca antes se habían dado simultáneamente. Entre las cuales se destacan una elevada densidad ósea, una mayor proporción de fibras rápidas en el sistema muscular, una velocidad de reacción de 125 milisegundos y un sistema nervioso capaz de descansar el equivalente a una noche entera de sueño en tan solo 4 horas.
La conjunción de estos factores lo convertían en lo más cercano a un superhéroe que existe en el mundo real, una maravilla genética de uno en miles de millones. La arrogancia que lo caracterizaba se convertiría en un delirio de grandeza casi justificado. Era solo lógico que se convirtiera en la estrella más brillante de la humanidad. Era un destino que tenía que ir a cazar.
El médico a cargo de sus estudios terminaría llevando una copia de los resultados a un amigo redactor en un conocido medio de deportes de la época. La noticia se esparció como un virus. Entrevistas, patrocinios, becas, ahora el país entero estaba atento a la nueva promesa. Todos sabían que invertir en David Velásquez era ser parte del próximo capítulo de la humanidad. Era una apuesta segura. A pesar de tener a prácticamente el mundo del deporte en sus manos, él nunca abandonó sus primeros patrocinadores: La carnicería “Don Velásquez” y la tienda de deportes “Deportes 360” pertenecientes a su padre y a su madre respectivamente.
El sábado 18 de julio de 2009, a las 06:30, David Velásquez salía en bicicleta a entrenar al centro de actividad física del pueblo, haciendo las veinte cuadras de siempre, a la misma velocidad de siempre. Un Renault Logan modelo 2005 fue el que cambió su rutina, cruzándolo en una esquina a 65 km/h y destrozando la totalidad de sus miembros inferiores, a la par que algunas costillas, cúbito y radio derechos.
Durante su periodo de recuperación dentro de la clínica José Ameghino, David Velásquez mostraría signos de estar atravesando un severo cuadro depresivo, teniendo que transitar el duelo de sus capacidades motrices, su carrera como deportista, entre otros. No se sabe con certeza si fue su padre o él mismo quien pidió que se destruya todo registro oficial de su participación en cualquier disciplina deportiva, pero así se hizo. Toda prueba de sus hazañas, tanto analógica como digital, fue destruida para siempre, y pasó a ser una leyenda urbana entre atletas de las generaciones futuras. Se sabe por declaraciones del propio Velásquez que su grupo familiar sirvió más como detrimento que como ayuda en su sanación.
En su cumpleaños número 21, recibiría como regalo por parte de una amiga, un libro compilación de poesía, escrita por varios autores. Su terapeuta, el doctor Octavio Bruno, propondría la escritura creativa como modo de catarsis personal y herramienta para ponerle nombre a sus dolores. David se adentraría en el mundo de la palabra escrita a regañadientes y sin mucha esperanza, pero sería el comienzo de una nueva pasión, que sería un testimonio de una historia de muerte y resurrección en primera persona.
Estos diarios son una compilación de hojas de cuaderno, servilletas, mensajes, notas del teléfono, entre otros medios que usó para expresar los procesos de su alma. Éstos son los diarios de David Velásquez. La historia olvidada de un astro.
