En tus ojos encontré
todo lo que alguna vez
necesitó alguien mirar.
Luego, me viste ir.
Luego, supe que partiste.
Todas las tardes de verano
en donde el río te bendecía con frescor,
todas las madrugadas de invierno, donde el fuego nos unía.
Todo aquello
Se volvió
Piedra.
No hubo ni habrá
un consuelo
para este aullido.
No existirá un día
en el que yo no escuche
tu voz al amanecer.
Porque esta tristeza
no se irá con nadie
Porque yo no extraño a un algo,
extraño a alguien.
Mi corazón está atado con alambre
porque fuiste más persona
de lo que pudo ser mi padre.
Daría
todo lo poco que tengo
por saber
una última vez
qué se siente
que nos envuelvas en ternura.