Acariciar el teclado, esperando una respuesta. Esperando las palabras correctas para todo. Esperando que las expresiones idóneas nos atraviesen como una bendición.
Pero no siempre se trata de dejar que el arte y la inspiración para la frase perfecta fluyan a través de nosotros. Sino de usar la prueba y error hasta encontrar las palabras que mejor se adecúen al tempo de la hoja.
A veces se trata de dejar que la puerta la abra el viento. Y que la brisa de la inspiración fluya a través de nosotros y nos invite a crear nuestro magnum opus del día. Pero otras veces se trata de romper esa puerta a patadas y cazar a la inspiración, donde sea que se haya metido esa zorra.