¿Qué es lo que te hace sentir vivo? Sobre “Réquiem por un Sueño»
Cuando las adicciones no solo son sustancias.
La película «Réquiem por un sueño», estrenada en el año 2000, fue dirigida por Darren Aronofsky e interpretada por Ellen Burstyn y Jared Leto, madre e hijo en esta historia.
Además de los protagonistas humanos, el verdadero foco de la trama es la adicción, que supera en relevancia la narrativa de los mismos personajes. La historia se basa en la vida de una madre, Sarah Goldfarb, una mujer viuda, que está sola, de baja autoestima; en pocas palabras se siente invisible. No tiene objetivos más que su televisor (en especial, un programa basura) y la comida.
Por otro lado, su hijo Harry es un muchacho que aspira a tener una buena vida de manera más fácil y a divertirse. Sin embargo, cae en la adicción a las sustancias y siente frustración por no cumplir con el rol que le impone el mandato social: tener un trabajo digno y formar una familia.
Pero lejos de todo pronóstico, pensar que el hijo es el más adicto de la historia, es un error. Sí es adicto, además de estar rodeado de las ”malas Juntas”. Pero la madre… la madre es una figura que duele ver su deterioro.
Les hablaré de ti y de tu padre, de lo bueno que era con nosotros. ¿Recuerdas? Es un motivo para levantarme por la mañana, para perder peso, para ponerme el vestido rojo y es un motivo para sonreír.
Está obsesionada con la idea de participar en un programa de televisión y vive ilusionada de que por fin llegue esa llamada que la invite a formar parte de él. Ese contacto viral telefónico la esperanza, la revitaliza y la obsesiona. Entonces, se propone como objetivo adelgazar para llevar el vestido rojo de la graduación de su hijo, que le recuerda épocas tan felices para ella.
Primero intenta con un libro de dietas; como es adicta a comer, se muestran los primeros signos de abstinencia, hasta que, por recomendación de una amiga, da con un médico que le receta anfetaminas. Y con esto comienza su infierno.
La esperanza es el peor tipo de droga, porque te hace creer que todo va a mejorar cuando realmente solo empeora.
Mientras tanto, su hijo está cada día más aventurado en los senderos más heavy de su adicción: vende narcóticos, prostituye a su novia; pero aun así, todavía conserva el objetivo de tener una vida mejor.
La película muestra el efecto inmediato, ese placer a corto plazo que los lleva a redoblar su consumo, hasta llegar al punto en que nada es suficiente. Para la madre, el deleite momentáneo es la idea de sentirse vital, plena y visible; mientras que, en el caso de los jóvenes, la adicción les permite escapar del peso del mundo que los rodea.
La contundencia con que se muestra la incapacidad para enfrentar la frustración de sus vidas miserables es abrumadora, como también lo es la evolución de la decadencia de los personajes. ¡Impacta! El director no hace distinción entre las adicciones a sustancias legales e ilegales, así como las conductas adictivas que son tan o más peligrosas que el consumo.
El film golpea desde todos los ángulos, retrata vidas con ilusiones que terminan destruyéndose, al igual que se destruyen los protagonistas.
El director utiliza recursos que intensifican la experiencia: emplea cámara rápida para representar los estados de ansiedad, y cuando utiliza el timeline, se muestra que los adictos están en el momento de satisfacer sus necesidades adictivas, es decir, se están drogando. También, en los momentos críticos de cada personaje la cámara está muy cerca mostrando el horror en sus rostros.
En cuanto a la actuación del personaje más adicto, la madre, interpretada por Ellen Burstyn, fue tan épica, que le mereció la candidatura a un Óscar como Mejor Actriz Protagónica.
Con «Réquiem por un Sueño» el director nos retrató la crudeza de las adicciones y cómo estas destruyen los anhelos y la vida de quienes, lamentablemente, caen en este flagelo, al punto de mostrarlos como se convierten en un desecho, sin voluntad y en un estado de decrepitud que los lleva al infierno, sin “armas” para volver. Con mucho realismo el mensaje es: cualquier cosa puede ser capaz de convertirse en una adicción y destruir la vida.
Soy Andrea escritora de arte y cultura. A veces, jugueteo con versiones libres para no herir sentimiento.
Escribo para revistas culturales de Argentina y de España y tengo mi propio persil en Substack que comparto con un escritor (cansados un poco de las redes. La unión hace la fuerza).
Amo la literatura española de finales del Siglo XIX y principios del XX. A decir verdad, amo todas las expresiones clásicas. Tal vez, porque sean pura creatividad, sin intervención digital. Mi trabajo es el análisis de películas clásicas.
Otra cosa que me hace sospechar de mis otras vidas, es el amor por la cultura japonesa desde muy chica. ¡Muy! Sobre todo la de Okinawa. Tendría que analizar mi historial genético o realizar una sesión de Vidas Pasadas.
Creo que la cultura nos mejora como personas, aunque son tiempos un poco revueltos; sin embargo, soy optimista y creo que las piezas se van a ir acomodando.
Espero colaborar seguido con Trafkinku.
Gracias por leerme.