Creando consciencia con el tío Mario

Desde que empezó la pandemia, con mi familia inauguramos un viaje mental que se inicia con el susurro: “Bosques de Ezeiza, Bosques de Ezeiza”. A algunos primos les funciona mal, porque no se saben concentrar. Dicen “Bosques de Ezeiza, Bosques de Ezeiza” y, ¡puf!, aparecen en la YPF del Triángulo, cargando nafta, por ejemplo.

A mis primitos (mocosos dispersos con sólo ver a un mosquito) les explico:

—Ustedes no tienen que correr descontrolados a romper los protocolos sanitarios. Deben quedarse en casa y repetir “Bosques de Ezeiza, Bosques de Ezeiza”, con sus piecitos quietos como rocas, y van a poder distraerse.

Después de tantos meses, ellos han comprendido que cuidarse es cuidar a sus abuelitos, y cuidar también al tío Mario, especialista en contabilizar rebaños imaginarios.

*** 

Les cuento: Mario no será el tío ideal, llega tarde a todas las reuniones, se come hasta lo manteles, no nos regala nada, y escupe al hablar, pero con los números es genial, nos damos vuelta para aplaudirlo, lo usamos para nuestra estabilidad económica, tan difícil de mantener. 

En el campo amaba la ganadería, presionaba los ojos y gritaba:

—Seis becerros. 

Degollando gallinas:

—Seis becerros.

Cosechando maíces:

—Seis becerros.

Juntando el excremento del granero:

—Seis becerros.

Los padres no lo soportaban. De niño parecía una calculadora biológica. Intentaron asfixiarlo con la almohada, hasta que una noche descubrieron que la famosa vaca Lola parió a seis becerros en el lapso de cinco horas. 

Mi tío Mario todavía cuenta vacas en casa, aunque nuestro cálido hogar no tenga la presencia de estos animales. 

***

A causa de su delirio, el método de los Bosques de Ezeiza le vino al pelo al tío Mario, quien no sale de casa aunque lo amenacen con un arma. En vez de “Seis becerros”, ahora repite “Bosques de Ezeiza”. Hasta convenció a Roberto, su mejor amigo, que era un loco negacionista de la pandemia. De a poco le lavó el cerebro con los viajes astrales. Ahora, Roberto se queda quieto y no puede ni ir al súper. En nuestra familia estamos muy orgullosos de ser parte de una comuna que crea y estimula consciencia.

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