Observo el mar
~sendero que fluye en la mirada de quienes intentamos aferrarnos a una imagen que no es nuestra~
Las olas
buscan
un cuerpo
para abrazar
y se van -no deben ni pueden quedarse-
¿Dónde estás, dónde estoy?
Las tierras chilenas me elevan al más allá
A tus ojos pintados de arena blanca
A
tus
pecas
iluminadas
por las voces del sol.
Tomo mate mientras el atardecer choca con mi mente confundida
~ voy hacia donde la imaginación viaja cuando el presente deja de existir~
Mate dulce, con sabor a mermelada de frutilla, mi cuerpo tampoco me pertenece hasta que una gaviota canta y me despierta de los sueños que viví en cinco minutos de ausencia corporal. Vuelvo a observar el mar, oh, ya lo recuerdo ¿es casualidad que el aroma del mar sea infinito? ¿Es casualidad que el sabor de sus aguas sea salado, similar a nuestras lágrimas de cristal? En un principio, el universo se expandió tanto que me trajo hasta Coquimbo, tierra de pesca y fresca temporada
-Tierra que señala que la vida es un instante de ilusión pasajera-
Ven mar, abraza mis palabras, ven mar quédate un instante más para retenerte en mis bolsillos rotos.
Un reloj de aire en el cielo rojo
Un reloj de arena en Coquimbo
Un reloj de agua en la playa
Un reloj de fuego en mi interior.
¿A
dónde
voy
cuando me pierdo?
¿Realmente existo?