San Pedro dejó abierto
La rueda corta la niebla.
Mi bicicleta está vieja,
cada semana un poco más oxidada.
Fluimos como un líquido
viscoso.
Los autos cruzan las esquinas
con suavidad.
Todo lo que se mueve
es apenas visible.
Aparecemos y desaparecemos.
El espacio se dilata,
se llenan de gotitas mis anteojos,
no veo mucho más allá.
Nunca vi mucho más allá
pero escucho a los loros
girar en círculos sobre nosotros
y todo está bien.