Abatida por la dulzura

Tu verdad me inspira

me llena de suspiros el pecho

y de incoherencias la cabeza

me dijiste que no entendías mi persona

y te respondí que yo tampoco, pero te quería y no era poco.

Me descubrí pensándote en mis ruidos

y eso me asusta más que tenerte en mis silencios

supe así que tu ternura desmedida había derrotado mis defensas

era en vano seguir luchando una guerra en la que tus ojos ocuparon cada trinchera

me di por vencida la primera vez que me sonreíste

y aprendí que a veces las derrotas saben a victorias.

Ahora mis cuadernos hablan de ti

pero yo no sé cómo hablarte a ti.

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