Escribo en mails que nunca mando, en recordatorios que olvido, en cuadernos que no releo. Escribo como una forma de vomitar lo que me pasa, a ver si sacandolo en forma de palabras puedo darle forma a mi dolor. No encuentro otra forma de expresar mis cicatrices, todas tienen nombres que no puedo pronunciar.
A veces son los nombres de los chats que archivé y borré para dejar de ver, a veces son de los contactos que eliminé para no caer en la tentación de volver a entregarme al juego en el que siempre pierdo. A veces sueño con las caras que corresponden a esos nombres. En mis sueños me reencuentro y se cuenta un final alternativo, uno más amable.
Lloro y me pongo roja y se me caen los mocos que me cuesta sonarme porque tengo un arito en la nariz.