#5

 En el aspecto físico siento una profunda punzada justo en el centro del estómago, que hace erupción en mi garganta y brota por mis ojos ¿A esto se le llama “desamor”? Una parte de mí me indica que todo es mejor así, aunque ahora no lo vea de ese modo, porque este amor no debía ser. Pero estas cuerdas vocales están rojas de lamento y tengo un sentimiento llamado “extrañar” que quisiera extirpar. ¿Qué estoy extrañando? Unas pocas palabras de buenas noches quizás. Ya hacía un tiempo que no me decía “te amo”. Todo se fue alejando tortuosamente con esperanzas intermitentes, pequeñas migajas de un tal vez. ¿Qué más siento? Enojo, porque amar es un vaso hecho de clavos oxidados del cual bebo una sustancia desconocida o indescriptible. El oráculo marca un olvido excavador ante el cual el amor se niega rendir, como aferrarse inútilmente a una pared constituida de agua. ¿Estoy muy numérica? Uso las matemáticas para contar los días que distancian mi presente de su último beso, de su último “te amo”, de su última caricia, de sus últimos todos-los-gestos-que-me-hacían-sentir-envuelta-de-una-nube-dulce.

#6

Este corazón encangrenado, el cariño podrido, es mi objeto estético. La belleza de la muerte, que abraza cada recuerdo, y los marchita se transforma día a día en palabras. Cada oracion dibuja el mapa de las erupciones que mis sentimientos hacen. Las letras, herramientas, el medio de transmisión, la imagen gráfica que el lenguaje toma para depurar un ayer que hoy significa carne viva con sal. Sigo buscando respuestas para habitar lo que se percibe como insostenible. Mis palabras son la promesa de un mañana deshabitado por la angustia, de un futuro donde la dulzura pasada ya no sea más una tortura, sino vestigios de un profundo aprendizaje.

#7

La primera gota negra cayó de mis ojos y ese fue el comienzo de la mirada en retrospectiva, que no deja de sangrar oscuridad. Ahora el río sombrío fluye y sienta las bases de mi imperio. De mi cerebro brota la ira que corona mi duelo y de mí frente nace un velo blanco, color que comparte con el vestido que llevo puesto. Vestida de novia voy hacia el altar a casarme con la muerte de su amor. En este cuento anti-hadas existen también los «para siempre» pero en este caso para perpetuar al amnesia de un mal recuerdo.

#8

Hoy hay un solo plan por realizar: quemar todo lo que fue oro y fundirlo para hacer mis propias joyas. Que todo arda hasta las profundidades devorando cualquier vestigio de preciosos ornamentos, que solo ocultaban las telarañas que detrás de las paredes.

Esta cueva está clausurada por remodelación, se estaba transformando en nido de ratas me comentaron por ahí … y qué mejor que el fuego para purificar la peste. Una vez que las llamas comiencen a brillar hará cenizas las esculturas que fui diseñando por cada recuerdo, porque ahora a mis ojos no son más que piezas falsificadas de algún museo.