Qué hacemos con el deseo trunco

ese que se ve y anhela

pero queda atrapado en la garganta

y nos llena de palabras placenteras e irrealizables

que no son suficientes para saciar

un estómago hambriento

Quizás el deseo sobreviva

más allá de estos versos

tal vez hasta se pueda expresar

con todo el cuerpo en movimiento

bailando lo que no es

sintiendo en cada músculo cómo late lo que podría ser

diciendo con el lenguaje corporal

lo que la voz no puede

Qué desgracia nos resulta

este monstruo de pesadilla permanente

que nos acaricia con sus garras

y se nos mete en la piel

se infiltra en el torrente sanguíneo

hasta llegar a la consciencia

haciéndonos creer

que la sangre tiene sabor dulce

sin siquiera haberla probado aún