«SOLO SÉ QUE NO SÉ NADA» Y «PIENSO LUEGO EXISTO»

Generalmente algunas personas que no están familiarizadas con el lenguaje filosófico, tienen problemas para entender estas dos frases cumbres de la Historia de la Filosofía.

Particularmente creo en este punto, que la filosofía no tiene una actitud cordial, generosa y cercana para con ellos, al no eliminar las barreras lógicas que el lenguaje coloquial tiene con este tipo de sentencias. Al menos en nuestro idioma.

Posiblemente se deba más a las traducciones de las mismas, que a la imposibilidad de entenderlas o a las supuestas incongruencias lógicas de ambas.

La una fue dicha por Sócrates en Grecia hace unos 25 siglos, y la otra por Descartes en el siglo XVII.

Resulta normal que una persona se sienta sorprendida porque alguien sepa que no sabe nada. Que afirme en la misma frase que algo sabe. Porque si sabe que no sabe nada, entonces sí sabe algo. Y algo es algo, es más que nada.

También es lógico que alguien no comprenda como se puede pensar y luego existir. Porque si piensa; es porque existe. No podría pensar sin estar en poder de su existencia. Por lo tanto, lo natural seria lo contrario a la frase. Se existiría primero y luego se pensaría.

SOCRATES:

Sócrates no dijo: “Solo sé que no sé nada”. Como si de una sentencia filosófica se tratara.

Esta frase pertenece a un reduccionismo con que la historia de la filosofía quiso preservar un instante, y una argumentación culmine en la vida de Sócrates.

 Esta simplificación, a los que leen filosofía no les molesta. Porque, antes que nada, no se puede estudiar filosofía sin leer a Platón para acercarse al pensamiento de Sócrates y por lo tanto haber leído dos textos llamados: “La Apología de Sócrates”, En los que Platón por un lado y Jenofonte por otro, relatan la argumentación que Sócrates hizo en su defensa contra la acusación de impiedad por la que terminó siendo condenado a muerte.

Sócrates dijo algo parecido, pero más profundo, en su alegato para defenderse en el juicio.

No estaba filosofando rodeado de sus alumnos. Estaba ante un jurado compuesto por 1500 ciudadanos que no tenían por qué estar iniciados en Filosofía. Eran tomados del común de la gente de forma obligatoria.

En su apología, término que significa defensa, Sócrates decía que sus acusadores eran personas irritadas por los interrogatorios a los que eran sometidos por él, y sus jóvenes discípulos. Él buscando medir los conocimientos de aquellos y estos siguiendo su esquema de preguntas y repreguntas, con que pulía un razonamiento hasta llegar a un concepto lo más sólido posible.

La solidez de un conocimiento según Sócrates estaba dada por las características de ser: necesario, bueno y útil.

Pero como es de imaginar, en más de una ocasión estos debates dejaban en evidencia al interrogado respecto de que sus conocimientos no eran sólidos e incluso insustentables. Y lo más grave, es que a veces se trataba de personas poderosas, ricas e influyentes. Quienes de pronto se enfrentaban a la realidad de que sus pensamientos y conocimientos no eran útiles, ni buenos, ni necesarios. La humillación pública que esto les hacía sentir, los llevó a acusar a Sócrates de corromper a la juventud.

En ese hilo de razonamiento fue que Sócrates dijo que sus acusadores a pesar de que no sabían gran cosa, eran tenidos por sabios para muchos, y especialmente por ellos mismos. Y por eso él finalmente era más sabio que estos ya que, quizá no supiese cosa alguna que valga la pena, pero al menos sabía que no sabía, en tanto aquellos sin saber gran cosa creían saber mucho.

Sócrates no dijo de forma absoluta: “Solo sé que no se nada”, sino que afirmó no saber, de forma relativa. Su saber humano no era un saber incuestionable y de ello era consciente.

Nunca perdamos de vista el peso específico que los términos, las palabras, las formas en que se expresa el lenguaje, tienen para el que está filosofando.

Arrogarse la capacidad de saber, como concepto absoluto, significa tener todas las respuestas, a todas las preguntas, de todo lo que del universo pudiere decirse, y estar consciente de ello.

Esta es la clave filosófica. Sócrates justamente pensaba al hombre como parte del todo, de lo absoluto. Y por ello su frase de cabecera era: “Conócete a ti mismo” que es lo mismo que decir: el absoluto esta en tí, y debes conocerlo conociéndote primero.

De modo que Sócrates sí sabía que sabía, pero no sabía gran cosa. Y este sí era un conocimiento que tenía.

Como he dicho, tanto Platón como Jenofonte recogieron las palabras de Sócrates en aquel juicio. Las coincidencias en los relatos de ambos, otorgan verosimilitud acerca de las palabras exactas que el gran sabio hubo de expresar. Otra fuente no hay.

DESCARTES

Es considerado por muchos el padre de la filosofía moderna y del análisis geométrico entre muchas cosas.

Incluso filósofos como Sartre, también le llaman el pensador de la Libertad.

Es necesario cada vez que vamos a un texto de filosofía recordar que ésta tiene por principal cometido especular acerca de la naturaleza del Ser.

Esto es: aquello que hace ser. Que las cosas sean. Que existan. Que haya cosas como: planetas, universo, vida. etc., en lugar de no haber nada. E intentar una explicación científica de dicho problema.

Descartes pasó un invierno recluido reflexionando acerca de una prueba irrefutable acerca de la existencia.

Una prueba que no pudiese ser desmoronada por ningún argumento.

Funda así la gran palanca del razonamiento critico; La duda metódica. Dudar de todo hasta encontrar aquello indubitable. Lo que es verdad, lo que es ley universal.

Y encontró que la única prueba comprobable de la existencia, experimentable por cualquiera de nosotros, que nos diera certidumbre por su irrefutable presencia y su íntimo contacto con nuestro ser; era el acto de pensar.

Descartes tenía muy presente la forma de pensar y el sentido común de las personas. Aun cuando no fueran filósofos y sabios de alguna disciplina. Y lo ha dejado escrito.

Para el:

1.- Podíamos, y en cierto modo debíamos, dudar de nuestros sentidos.

2.- Podríamos ser víctimas de un desorden de la naturaleza tal que masivamente creyéramos en una realidad ficticia.

3.- Podríamos no distinguir la vigilia del sueño.

4.- Ni siquiera el pensamiento como ente abstracto era prueba de nuestra existencia, porque éste podría ser inducido por una fuerza externa, por un ser poderosísimo que nos obligara a ello y no por propia autonomía.

Y volvamos a insistir. Esto puede ocurrir a nivel individual en algunas personas. Debia haber algo que todos pudieran experimentar y ejercer, sea cual fuere su situación mental.

Descartes concluyó que; sea cual sea la naturaleza del pensamiento y las formas y procesos que lo provocan, el acto de pensar era contundentemente cierto y real.

Cogito Ergo Sum. Pienso, luego existo.

El “Cogito ergo sum” de Descartes, necesita de una formación mínima para comprenderlo.

Ergo, es traducido en la frase como: luego. Pero en realidad era más adecuado traducirlo como: “por lo tanto”, “entonces”, “de modo que…”.

Ese «luego» que tanto confunde, no es una alusión temporal, un pasaje de tiempo, una referencia respecto de que algo ocurrirá al momento siguiente. Está siendo usado como término de la lógica matemática (o simbólica para los que saben más)

Descartes fue un matemático y físico genial, considerado el padre de la geometría analítica, que provocó grandes adelantos en la Óptica, y en gran medida por su oposición a la tradición escolástica, influyó decisivamente en la Lógica moderna.

Ese luego, en lógica significa: Entonces o, por lo tanto.

Los que han hecho algunas materias técnicas recordarán la fórmula: «Si A, entonces B».

Quiere decir que una cosa es condición de la otra.

Pienso, por lo tanto, existo. Si pienso, entonces existo.

No significa que alguien pueda pensar sin existir, sino que el pensar es la prueba de que existe y no su causa.