«Todo está bien»

Cada noche mi cerebro crea diversas imágenes y dimensiones, que al despertar se transforman en nublados recuerdos de emociones. Emociones que vuelven a florecer dándome cuenta de mi realidad, tan rutinaria, tan vacía y en constante negación de la verdad.

Al abrir mis ojos en la mañana siempre pienso lo mismo «de nuevo aquí», llenando mi corazón de peso y ganas de huir. Todo se volvió más pesado desde que dejé ir a alguien a quien amaba, pensando que su ausencia me haría mejor, sin embargo me voy llenando de un dolor que me mata.

La rutina se complementa con un corazón dolido, un entorno familiar más difícil y los pocos recuerdos de mis sueños, solo para terminar diciendo «todo está bien» a cualquiera que note mis parpados caídos.

La motivación y las ganas de vivir no alivian mi pecho, quizás si me hablara de nuevo mi amor frustrado, el dolor sería levemente menos difícil de cargar. Le extraño, y me vería como estúpido si supiera que ahora le lloro cada noche al descansar, pero sería egoísta de mi parte pedir que vuelva si yo fui quien le pidió irse y no le puedo rogar.

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