Epicuro dijo que la muerte es una ilusión
porque cuando nos llega nosotros ya no existimos.
¡Tonto Epicuro!
Se olvidó que la finitud nos llega mediante nuestros seres queridos.
¡Qué tonto Epicuro!
.
Todo es tan bello:
Un hueco,
Dos metros de profundidad
Crucifijos por todos lados,
Una luz tenue que evidencia la llegada de la muerte.
Un comentario ultrajante de los funerarios sobre
el cuerpo y el entierro:
“Señora debemos quebrarles las piernas no entra en el cajón”.
Un muerto una mercancía
ya no una persona, no un humano, sino un número.
En aquel entonces 70.000.
¡Lindo número!
En ese número entra el dolor,
los llantos.
La vida sólo cuesta eso.
¡Qué barato!
Sólo quebrarles las piernas y decírselo a la madre.
.
¿Profanamos los cuerpos el día que le pusimos precio a los muertos?
Ironía.
¡Qué tonto Epicuro!
La muerte cabe en el número 70.000
donde entran:
un hueco de dos metros,
tres horas de despedidas,
el maquillaje fúnebre
y los llantos.
¡Tonto Epicuro! La muerte no es una ilusión,
y tampoco el acto ético que decía Hegel,
Ahora es un precio.