24 de Junio: el próximo golpazo económico de Milei
El colapso del carry trade del 27 de marzo fue apenas el primer aviso. Aunque el gobierno logró sortear el cimbronazo, Fondo Monetario mediante, sin una devaluación brusca ni una corrida generalizada, lo que vino después fue una calma artificial. Sostenida a base de intervenciones encubiertas, promesas de reservas que no existen y un renovado (y aún más frágil) esquema de bicicleta financiera, la economía de Milei sigue caminando por la cornisa. Y todos los caminos conducen a una nueva fecha límite: el 24J.
Ese día está prevista la primera revisión formal del acuerdo con el FMI. Y para llegar a esa instancia, el gobierno debe mostrar resultados que hoy parecen lejanos: acumulación de reservas netas, inflación controlada y consistencia fiscal. Nada de eso está ocurriendo. Peor aún: con la vuelta de las retenciones al agro en julio, una cosecha que ya se liquidó en gran parte, pagos de deuda en el horizonte y reservas otra vez en caída, la presión sobre el dólar vuelve a acumularse.
⚠️ ¿Qué puede pasar en términos de escenarios el 24J?
1. Desembolso limpio (baja probabilidad, pero posible)
- Argentina cumple con metas clave.
- El FMI aprueba el desembolso de 2.000 millones sin grandes observaciones.
- Implica un respiro para el gobierno, aunque temporal.
2. Desembolso con waivers (muy probable)
- Argentina no cumple una o más metas, especialmente la de reservas.
- El staff pide al Directorio aprobar igual, otorgando un waiver (perdón por incumplimiento).
- El informe incluirá advertencias más duras.
- El mercado interpretará esto como fragilidad del plan.
- Si bien llegan los dólares, los capitales golondrina pueden aprovechar para huir.
3. Demora o rechazo del desembolso (riesgo extremo)
- El FMI decide no aprobar en junio.
- Puede pedir medidas adicionales antes de liberar fondos (por ejemplo, una devaluación).
- Desata un colapso inmediato: corrida, dólar desbocado, default con el propio Fondo.
- Este es el escenario más grave y el menos deseado por ambos lados, pero no imposible si la situación se deteriora mucho antes.
Mientras tanto
Mientras el Banco Central interviene para que el tipo de cambio oficial no supere el techo de la banda pactada (que crece apenas 1% mensual), los dólares paralelos comenzaron en mayo una suba discreta pero constante. El mercado vuelve a pricear un salto: muchos inversores saben que las tasas en pesos ya no compensan el riesgo y que el verdadero carry, siempre más corto que el anterior, comenzaría recién por encima de los $1.400. Algunos vencimientos de deuda a fines de mayo podrían acelerar esa dinámica.
El gobierno apuesta a llegar a la revisión del FMI con el dólar contenido y sin nuevas devaluaciones, pero el margen de maniobra es mínimo. Si el Fondo desembolsa, el dinero se usará para contener una nueva corrida. Si no desembolsa, el impacto será inmediato. En ambos casos, el 24J aparece como un punto de quiebre.
A eso se suma el calendario político: con elecciones todavía lejanas pero con malos augurios para los libertarios y sin anclas institucionales claras, el gobierno empieza a quedarse sin excusas. Sin más dólares frescos, sin crédito externo y con una economía real en recesión, los tiempos se acortan. El 24 de junio, cuando el FMI abra los libros, no solo evaluará planillas de Excel. Evaluará si el experimento Milei todavía respira y qué chances reales tiene para seguir imponiendo medidas de austeridad después de las elecciones de octubre.
Presiones financieras crecientes: vencimientos, rollover y fuga de pesos
Entre mayo y junio, el gobierno enfrenta un calendario financiero apretado que amenaza con dinamitar el frágil equilibrio del carry trade. En total, el Tesoro Nacional deberá afrontar vencimientos por más de 10 billones de pesos solo entre el 15 de mayo y el 24 de junio, en su mayoría instrumentos ajustables por CER y bonos en pesos que fueron colocados durante la primera etapa del experimento Milei. La mayor parte de esta deuda está en manos de inversores institucionales con alta sensibilidad al riesgo político y cambiario.
Si el gobierno no logra renovar esa deuda (rollover) en niveles cercanos al 100%, se abrirán dos caminos: emitir para pagar (rompiendo la promesa de no emisión) o perder poder de fuego frente al dólar. Ambas opciones desnudan la inconsistencia del programa actual. El “segundo carry trade” nacido tras la salida del cepo fue impulsado con tasas de hasta 6,2% mensual en pesos, lo que equivale a una expectativa de devaluación contenida. Pero si las expectativas cambian, esos mismos inversores pueden correr al dólar en cuestión de horas.
Además, a esta presión local se suma el calendario externo: en junio vencen pagos de intereses de los bonos globales reestructurados en 2020 (alrededor de USD 700 millones) y deben reservarse fondos para el vencimiento de capital a fin de julio (USD 2.000 millones). El gobierno espera cubrir esto con el próximo desembolso del FMI, pero si se demora o viene condicionado, se abrirá un escenario de default técnico o nueva devaluación.
El mercado ya empezó a “pricear” este combo explosivo. A medida que se acerque el 24J, las tasas en pesos se volverán insuficientes para retener inversores. Las opciones son rollover con tasas usurarias, canje compulsivo o directamente fuga al dólar. Ninguna augura estabilidad.
Así como el 27M marcó el inicio del deterioro, el 24J puede ser el golpe final de estas avivadas financieras de las que el ya mundialmente famoso Luis Caputo se ha vuelto un especialista (para él y sus amigos). La historia argentina está llena de fechas bisagra. Esta, probablemente, se sume a la lista.
Publicista en Buenos Aires por dinero. Escritor, chef y peronista amateur.