Entre los árboles,
luces y sombras.
Escucho las ramas ser pisadas,
secas,
caídas.
Veo la sombra,
su susurro.
Mi nombre,
dice mi nombre.
Al fin se vuelve este mundo,
mis sentidos lo ven.
Es él.
El Dios, Apollo.
Sabe:
pasado, presente y futuro.
Me advierte:
Los ciclos están por agotarse.
El Olimpo será ocaso
Me deja sus flechas, su lira.
Para que él no muera, para que la humanidad no muera.
Oigo sus pasos, se retira.
Ejercicios de futilidad