Sin termómetros no hay aire
Primer capítulo Acaban de meterme el termómetro por la oreja. Ya estoy acostumbrada, me quedo quieta. Es normal que sientas
Primer capítulo Acaban de meterme el termómetro por la oreja. Ya estoy acostumbrada, me quedo quieta. Es normal que sientas
—A las doce tenés que llegar a casa —dijo su hada madrina, o quizás la pobre madrastra de Cenicienta, totalmente
Nada de opiniones ni juzgamientos; me gusta tener un panda en la espalda, ya se lo dije a mi médico.
Ya te volviste loca. No trates de pensar en los motivos, solo pegáte un cartel en la frente que diga.
—Mentalicen lo que desean, cierren los ojos, atrapen el tiempo. ¿Lo conocen?, ¿lo tienen? Ahora es el momento; colóquenlo con
Pueden leer más de mis escritos en Instagram: mil_rosass Desearía interrumpir ese momento perfecto, ponerme una venda en los ojos,