Uno

Un joven físico en el campo juntaba limones con un libro en la mano todos los días. En la izquierda tenía una libretita, que a la luz del sol de marzo, enseñaba las cruces a los pájaros. Levantaba un limón, marcaba una cruz, pasaba de página. Al final del día se detuvo y se dispuso a contar antes de su próxima estadía en el campo de limones. Esa noche contó cuatro. Se deshizo de tres. Al otro día repitió.

Sólo en la aritmética el cuatro nace del dos más el dos.