Y ojalá encuentres un lugar

donde te admiren 

con ternura.

Que puedas abrazarte

en las noches frías.

Sentir mi calidez,

mis piernas entrelazadas con las tuyas,

mi rostro sobre tu pecho,

fingiendo que nunca me fui

Que puedas ser, 

en libertad,

lo que desees.

Que en esta y en mil vidas, 

los miedos se tornen tan pequeños 

para que nunca más

te lastimen. 

Y cuando quieras nada, 

o una caricia lejana, 

basta con una llamada

a mi compañía. 

Haciéndome presente 

otra vez,

con el corazón

destrozado,

en mis manos.