No le importa el tiempo
Ni cuánto ha de llorar
Escribe por las noches
Borra al despertar
Es que el poeta es un ser desobediente
Juega entre las fauces de fonemas
Se imagina vidas ajenas
Desprende estrellas entre magia
Aprende, que no hay magia en el amor
Respeta los tiempos de silencios
No es un buen escultor.
No mide las palabras
No hay sistema que lo pueda engañar
Un arma como su boca puede lastimar
Y así
Armando naves
Buscando llaves
Cierra puertas y ventanas
Para que no entren las balas,
Pero sigue hilando entre las llamas
Tejiendo su propia diadema
Que algún día colgará
Sobre su cabeza
Cuando acabe de cerrar
Lo que queda de su alma
Al despertar y su boca se vista de guerra para variar