La hora solitaria

Siento las tristes sombras

Rechinar los dientes,

Cerrar los ojos para no respirar

Y a la orden salir a cazar.

Yo quiero escapar pero la noche pariendo navajas me corta, me traza, me destaza

Y la voz se esconde adentro de un llanto, más violento que sereno,

Es que siempre me congelo frente a los ojos del cazador y todo se llena horror,

Se mueve la habitación, quiero mirar a los momentos gloriosos y solo veo los pozos, llenos

de barro, llenos de muertos comiendo mis tiempos.

Tiempos que vienen llenos de lamentos y cuando gira el reloj, mil son los ángeles violentos manifestando todas las horas funestas en sus soplidos, y así caigo rodando a los pies del enemigo

que juega conmigo

A que soy su mejor testigo

Mientras me hundo

Solo y

Sin rumbo

En este vasto mundo.

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