Me abrí las costillas esta mañana
encontré algo de lo que había perdido
Y que los cuervos no terminaron de rasgar.
Es que ellos son muy quisquillosos a la hora de cenar y después de almorzar un palomar.
Mi cuerpo no les supo amar sino a pesar y decidieron abandonarme como una presa envenenada, con la carne más salada que el mar.
Así que allí, había algo parecido a un corazón
Una piedra desprolija, vos no sos un buen escultor.
Es que te cuesta tanto ser bueno
Que al final pones cualquier cosa en algún lugar,
No te podés acomodar,
Sos el azúcar en el mar.