La luz que espanta

Subo un puente

subo cada peldaño

de un puente chino

Miro hacia abajo

tratando de armar

un troquel infinito.

Subo un puente chino

quiero bajar a verte

pero no estás, nunca estás.

Un rompecabezas líquido

transforma la mirada

de los peces en barro

Subo un puente chino,

bajo en otra piel transformado en viento.

Cada peldaño respira escamas

cada pez reclama su piel,

se llaman entre ellos hasta el horizonte húmedo.

Me encuentro desnudo en el reflejo

que baila atolondrado a medida que las gotas caen.

La tormenta en el cielo ilumina el vidrio húmedo,

 los peces ya no están.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio