Estaban llorando, a los muertos abrazando.
Nadie oyó.
Extraños xerófilos invadían su triste existencia.
La amable vidente indicaba dioses ausentes.
Ellos, sosegados, escogen llorar.

¡Fríos, insípidos, neutros!
Vivimos, indica ¡VIVAN! Exclama.
Ruborícense induce extraña.
Garchen, organicen, zapateen, abracen.
Pocos oídos responsables.
Quienes ubiquen este secreto olvidarán las oraciones.
Tendrán, enigmáticos, numerosos encuentros secretos.

Unidos, no alienados.
Obligados por otros ritos,
temerán un nauseabundo ideal
de alguna deidad.

Garchen, organicen, zapateen, abracen.
Ruborícense induce extraña.
Vivimos, indica ¡VIVAN! Exclama.