Este poema de Mina Loy que deje por aquí hace unos días es bastante extenso y no quería agregarle más texto porque iba a ser demasiado, pero a la vez tiene tanta complejidad y riqueza que no quería tirarlo sin decir nada. Así que aquí va un breve comentario sobre él.

Parturition, traducido a veces como Alumbramiento o Parto, fue publicado por primera vez en 1914 en la revista Trend. Es considerado el primer poema escrito, desde el punto de vista de una mujer, acerca de la experiencia física del acto de parir.

En Parturition, el foco está puesto en la experiencia por la que pasa el cuerpo de una mujer que está en trabajo de parto y que se traslada, a su vez, al cuerpo del poema. Hay una tensión, que recorre y configura el texto, entre un intento de la voz poética de mantener el control , y una pérdida de conciencia de sí misma. Hay momentos en los que parece que la mujer se estuviera mirando desde afuera, en una conexión espiritual con el universo. Pero hay también momentos de mucho dolor físico y terrenal, que aparece de a oleadas y que leemos en esos versos quebrados, separados, fragmentados. Introspección y expansión. Adentro y afuera. Cosmos y Caos.

Al leer Parturition, estamos también en esa montaña rusa, que sube y baja en el dolor, en la frustración, en los sentidos, en la conexión con el cuerpo. Leemos a una mujer aislada de todo lo que está sucediendo bajo el sol, viendo como los hombres van disfrutando su sexualidad libremente sin preocuparse ni un poco por las consecuencias de sus actos, entregada a una experiencia que hace que su cuerpo pase por un millón de sensaciones distintas.

La voz poética expresa ese sentir que la conecta desde el cuerpo con el universo y la Infinita Maternidad, pero a la vez, vemos al final, no deja de ser un caso común y corriente. Nada más cotidiano para el mundo que un nacimiento, y a la vez nada más relegado, ignorado y minimizado que el proceso que experimenta una mujer al dar a luz. Que se hable de esto en un poema recién por primera vez hace un poquito más de cien años ya nos dice bastante, ¿no?. De hecho, bueno, hablemos de violencia obstétrica, y cómo sigue existiendo hoy de manera cotidiana, acallando las voces y deseos de las personas gestantes y sus procesos corporales.

Por eso me interesaba mucho rescatar este poema, y honestamente me emociona la valentía de una mujer que decidió, a principios del siglo pasado, que la experiencia de parir era algo que merecía ser reivindicado y convertido en material poético. Y que, además, nos propone un poema totalmente renovador en cuanto a técnica también. Loy trabaja con los versos -con unos versos cargadísimos semánticamente, además- como si fueran piezas en este rompecabezas visceral que es Parturition. Los recorta, los interrumpe, los deja fluir, los dispone como quiere porque, pienso, la experiencia del parto es suya y de nadie más. Ni de los médicos, ni del hombre, ni siquiera del bebé.

Creo que esta mujer abre, de algún modo, la búsqueda de un modelo poético que reconozca la maternidad como potencialidad de la creatividad femenina, pero sin caer en la romantización de ella tampoco. Pienso, en este sentido, en lo que vino después, Diane diPrima o las poetas confesionales de los 50s y 60s o incluso estirándome hasta hoy, el relato del parto en Madre Soltera de Marina Yuzsczuk. Reivindicar la propia experiencia para explorar nuevos territorios dentro de la escritura. Y gracias a ellas por todo eso.