El sonido de la chicharra me lleva hasta tu casa.
La que fue nuestra y que hoy es un cúmulo de escombros.
De pie frente a la destrucción
Observo con gran emoción.
El olor a pólvora me recuerda
Las mesas familiares y la cumbia.
El patio destruido en mis recuerdos se convierte
En el salón de fiesta más hermoso que alguna vez fue.
Los restos del portón me acercan sentimientos
De amores familiares, inocencia e ilusiones.
Los abuelos son los grandes anfitriones
Las tías, las mejores cocineras,
Y los primos, los mejores amigos.
Las luces en el cielo,
Un recuerdo difícil de borrar.
Aunque ya no existan en mí,
Siempre vivirán.
Diciembre ya no volvió a ser lo que fue, nunca más.