Y una noche lluviosa trajo el ante último capítulo de una historia que parecía sin fin.
Podía sentir su voz quebrandose y su mirada que ya no estaba fija en la mía.
Me dijo «yo sé que la lluvia te pone triste».
Si supiera que más allá de la lluvia o el sol, la tristeza se había convertido en mi única compañía…
Faltan menos de 24 horas para ese imaginado final al que nunca pude hacerle frente.
Por miedo, por pánico, otra vez, era otro tomando la decisión por mi.
Cuando baje de la camioneta quise llorar, lejos…para que él no me viera.
Deslizaron por mis mejillas unas lágrimas y automáticamente un sentimiento que no había sido parte de mi desde hacía mucho tiempo.
Alivio, paz, el final está a horas de producirse, y es solo la antesala a la travesía que voy a vivir.
Llego el momento de enfrentar mis miedos.