Sábado a la noche, sola entre cuatro paredes.
Se escuchan los grillos, se siente el viento que golpea la ventana.
Adentro la tele prendida cuenta una historia que jamás existió.
A sólo unos pasos estoy yo, mirando el celular, esperando un milagro.
Llega el mensaje «estoy abajo», pasá, le contesto y espero un rato.
El está feliz pero sus ojos están llenos de odio, quiere besarme pero no se puede relajar.
Me dice «ésta es nuestra noche», lo que siempre soñamos, nos besamos y lo acaricio, lo abrazo, lo recibo.
La noche especial había llegado, esa por la que tanto había luchado.
Las paredes se achican, el techo se derrite, somos una fusión, somos el resultado de aquella artista que convirtió agua en oro.
Al fin solo somos vos y yo.
Pero el cuento terminó, nunca viniste, jamás existió.